Crioterapia en el ejercicio físico

La crioterapia consiste en la aplicación de frío (ya sea agua fría o hielo), con fines terapéuticos. Pero, ¿realmente merece la pena aplicar frío para recuperarse después del ejercicio y evitar lesiones?
Primero, tenemos que entender cuáles son los beneficios de la crioterapia. Si te vacunaste contra el covid-19, probablemente te dijeron que pusieras hielo en el brazo. ¿Por qué? Porque combate la inflamación en el lugar de la inyección. Cuando se coloca hielo sobre la herida antes de que el cuerpo comience a reaccionar, ayuda a prevenir la inflamación.
Hay dos tipos de crioterapia. El frío se puede aplicar de forma local (por ejemplo, con cubitos de hielo en el tronco o en las extremidades, compresas frías, presoterapia, etc.) o general (por ejemplo, a través de baños de hielo, masaje con spray frío, entre otros). Por lo general, solo los mejores atletas usan baños de hielo con regularidad.
La crioterapia les ayuda a evitar lesiones traumáticas en los tejidos blandos y reduce la inflamación, lo que también previene el edema (hematomas), el sangrado de los tejidos y reduce el dolor asociado a la lesión (efecto analgésico). Además, acelera la recuperación y reduce la sensación de fatiga, lo que permite a los deportistas prepararse más rápido para la próxima competición.
Entonces, si estás haciendo ejercicios más intensivos, tiene sentido hablar con tu entrenador personal sobre la crioterapia. El entrenador personal puede sugerir las mejores técnicas de crioterapia y formas de recuperarse rápidamente entre entrenamientos. Busca entrenadores personales en Barcelona a través de Fixando.
Sin embargo, tenga en cuenta que existen algunas contraindicaciones para la crioterapia, incluso con problemas cardiovasculares, heridas abiertas, síndrome de Raynaud o hipersensibilidad al frío. También debes controlar el tiempo que expones la herida al frío, ya que una exposición prolongada puede provocar quemaduras.